domingo, 29 de marzo de 2015




Y DE REPENTE

Y de repente...
La luz se apagó, ya no veía, no podía guiarme,
no sabía hacia donde me dirigía, ya no había
faro y el temor de encallar bajo la oscura noche
era cada vez mayor, las olas del destino mecían
mi alma con un vaivén que me mareaba,
estaba a punto de vomitar, de sacar las más
extrañas partículas de mi ser que me habían
acompañado durante este viaje emprendido
desde hace casi una década, me sentía
como aquellas algas que duran  días y noches enteras
meciéndose y meciéndose al compás unísono de
las olas, hasta que se revienta y no queda sino
dejarse llevar a la cúspide de su muerte,
así era mi destino, así llegue a ser quien en
mis noches de delirio, alcance en aquella noche nublada,
divisar una pequeña isla que me acogería, me mantendría
con el gozo de la paz, de la tranquilidad, de la experiencia
a sabiendas del retorno que emprendería cuando ya no sintiera
más que el anhelo, el deseo de volver a aquellos brazos
que tanto regocijo me ofreció.


Jack